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Por: José Botero

Docente de Middle School

Fotografía: Grok

Vivimos en una época donde el mundo digital está profundamente integrado en nuestras vidas. Por el uso de las redes sociales y de las plataformas de aprendizaje, los estudiantes pasan una cantidad significativa de tiempo en línea. Sin embargo, esta creciente conexión digital trae consigo riesgos que pueden afectar la privacidad, la seguridad y el bienestar de los jóvenes. Por eso, tener buenas prácticas en términos de ciberseguridad se ha vuelto fundamental.

Entre los riesgos digitales más comunes que enfrentan los jóvenes se encuentran el ciberacoso, la suplantación de identidad, el acceso a contenido inapropiado, el phishing, el malware y las adicciones digitales. Las redes sociales y plataformas de mensajería pueden ser terreno para comentarios ofensivos o amenazas, mientras que personas malintencionadas pueden crear perfiles falsos o robar información personal para cometer fraudes. Además, el fácil acceso a contenido sensible, las páginas donde interactúan muchas personas y el uso excesivo de dispositivos pueden impactar la salud mental y emocional.

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Para protegerse en los ambientes digitales, es crucial conocer y proteger la información personal. Nunca se deben compartir datos sensibles en redes sociales o plataformas públicas. También es esencial ser crítico con lo que se consume en línea, verificando las fuentes de información. Las configuraciones de privacidad deben ajustarse para limitar quién puede ver publicaciones o enviar mensajes.

Otro aspecto clave es aprender a identificar y evitar amenazas. No se deben abrir enlaces o archivos de remitentes desconocidos y hay que estar alerta ante correos de phishing, que suelen tener errores ortográficos o solicitudes urgentes de datos personales. Controlar el tiempo en pantalla también es fundamental, estableciendo horarios para el uso de dispositivos y promoviendo actividades fuera de línea, como deportes o lectura.

Los padres tienen un rol fundamental en la ciberseguridad de sus hijos. Para esto, conocer e interactuar con las plataformas digitales que usan los jóvenes puede ayudar a reconocer los peligros que corren los chicos para así establecer reglas claras sobre el uso de dispositivos. Es importante que los padres fomenten una comunicación abierta, creando un ambiente donde los hijos se sientan cómodos hablando sobre sus experiencias en línea. Supervisar, sin invadir la privacidad, ayuda a identificar posibles amenazas y problemas a tiempo. Además, los padres pueden utilizar herramientas de control parental para limitar el acceso a contenido inapropiado y monitorear el uso de aplicaciones.

En caso de enfrentar alguna situación indebida, es importante reportar y bloquear contenido o usuarios sospechosos. Las plataformas digitales ofrecen herramientas de bloqueo para evitar el contacto con acosadores o personas desconocidas.

La ciberseguridad no es un lujo, sino una necesidad. Enseñar a los jóvenes a navegar el mundo digital de manera segura no solo los protege, sino que también les da herramientas para desenvolverse con confianza en una sociedad impulsada por la tecnología. Los padres, como principales guías, deben participar activamente en este proceso. Recordemos que estar conectados es un privilegio, pero estar protegidos es nuestra responsabilidad. 

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