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Por: Gerardo Vélez

Líder de Tech

Desde el origen de la rueda y los primeros mecanismos hasta el desarrollo de complejas inteligencias artificiales, la humanidad ha recorrido un fascinante camino de evolución tecnológica. La rueda, inventada hace miles de años, permitió no solo el transporte sino el surgimiento de sistemas mecánicos más complejos. Con el tiempo, se desarrollaron autómatas: máquinas que emulaban movimientos humanos mediante mecanismos de engranajes y resortes. Estos autómatas, populares en la antigüedad y el Renacimiento, fueron precursores de los robots modernos y la automatización que, siglos después, llevaría a la programación y a los sistemas de inteligencia artificial.

La robótica comenzó a tomar forma con máquinas capaces de realizar tareas repetitivas en las fábricas, y, gracias a los avances en programación, hemos llegado a un punto donde la inteligencia artificial (IA) puede aprender, adaptarse y en algunos casos, hasta tomar decisiones sin intervención humana. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿qué nos depara el futuro?

Las películas y la anticipación del futuro

El cine, con su enfoque futurista, ha sido una ventana hacia los posibles impactos de la IA. En la película Yo, Robot, protagonizada por Will Smith, vemos un mundo donde la IA está tan avanzada que controla las tareas cotidianas, hasta que una de ellas, por razones de autodefensa, se sale de control. Esta historia plantea una advertencia: ¿qué pasaría si una IA malinterpretara sus instrucciones y tomara decisiones que contradijeran las normas humanas?

Por otro lado, Autómata, explora el nacimiento de los procesos automatizados a través de robots que evolucionan. La película plantea temas sobre la programación y los principios de los mecanismos automatizados, que son fundamentales para la existencia de la IA moderna. Ambos films no solo nos entretienen, sino que nos invitan a reflexionar sobre los peligros y beneficios de la inteligencia artificial.

Ética, empleo y nuevas oportunidades a partir de la IA

Un tema de preocupación constante es cómo la IA afectará el empleo. Por un lado, la automatización podría reducir la demanda de ciertos trabajos, especialmente aquellos que son repetitivos o que pueden programarse, desde la manufactura hasta algunos procesos administrativos. Sin embargo, esta tecnología también crea nuevas oportunidades laborales, ya que exige especialistas en programación, ética digital, robótica y ciberseguridad.

Además, la IA promete mejorar la calidad de vida en varios ámbitos. En salud, por ejemplo, la IA puede analizar grandes volúmenes de datos médicos para detectar enfermedades en etapas tempranas. En educación, abre la puerta a plataformas de aprendizaje personalizadas, adaptándose al ritmo de cada estudiante. En tecnología, la IA facilita el análisis de datos, mejorando la toma de decisiones en empresas y gobiernos.

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Conclusión

La inteligencia artificial es una herramienta poderosa que transformará nuestro presente y futuro. Sin embargo, también plantea interrogantes éticos y laborales que debemos enfrentar. Como estudiantes y futuros profesionales, la pregunta es: ¿cómo me estoy adaptando a estos cambios? La IA ya no es solo tema de ciencia ficción, es una realidad. Reflexionemos sobre el rumbo que tomamos y las habilidades que debemos adquirir para participar en este futuro tecnológico, y consideremos estudiar carreras alineadas con la revolución de la IA, ya que el cambio no espera, y nosotros somos quienes debemos adaptarnos.

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