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Por: Marcela Tamayo Escobar

Docente de Elementary

El desarrollo motriz en los niños es una de las áreas más importantes en estimular y brindar herramientas para fortalecer el desarrollo adecuado en la motricidad fina.

En el aula de clase se evidencian algunos estudiantes con dificultades en su desarrollo motriz fino, es por esto que los docentes ingeniamos estrategias que permitan ejecutar diferentes actividades motrices que fortalezcan estos aspectos.

La motricidad fina es la coordinación de las partes y órganos del cuerpo (músculos, huesos y nervios) necesarios para la realización de movimientos precisos, coordinados y controlados con las zonas más distales del cuerpo, es decir manos y dedos, realizando con ello movimientos voluntarios. Muchas de estas actividades están presentes en el día a día de cualquier persona como cambiarse de ropa, alimentarse, usar un lápiz, escribir en el cuaderno, etc. Estas competencias irán adquiriéndose a lo largo del desarrollo psicomotor del niño, pero muchas veces pueden tener dificultades tanto en su aprendizaje como en su desarrollo.

Actividades tan sencillas como recortar con tijera, dibujar círculos, escribir con un lápiz, doblar ropa y/o apilar bloques, ayudan a mejorar estas destrezas sensorio motoras en la persona.

Podemos encontrarnos diferentes alteraciones en cuanto la destreza de la motricidad fina, como son la inestabilidad motriz, dispraxia o apraxia (incapacidad de controlar el movimiento), alteración del esquema corporal, alteración del tono y/o fuerza muscular, y retraso madurativo. Todo ello es necesario de trabajar antes de pasar directamente a trabajar la motricidad fina.

Es conveniente realizar actividades adecuadas al desarrollo neuromotor según la edad que corresponda:

  • De 0 a 6 meses: presentarle objetos delante para que alce los brazos e intente agarrarlos, como sonajeros, llaves de juguete, etc.
  • De 7 a 12 meses: pasar un objeto de una mano a otra, tirar objetos al suelo y buscarlos con la mirada, golpear juguetes, sacar y meter objetos de un recipiente.
  • De 1 a 2 años: golpear juguetes para que hagan sonidos, encajar, sacar, garabatear dibujos.
  • De 2 a 3 años: colocar cubos, construir torres de hasta 8 bloques, hacer puzzles de 2 o 3 piezas, encajar piezas en un tablero, usar la plastilina para hacer churros.
  • De 3 a 6 años: puzzles de 4 a 6 piezas, realizar trazos en zigzag, recortar con tijeras infantiles, usar el pegamento para un collage, usar pinchitos.
  • A partir de 6 años: moldear plastilina, ropa de hilar, construcción de bloques, actividades de prensión y destreza para la pinza digital.

 

¿Por qué los niños presentan mal agarre del lápiz y poca fuerza en las manos para desarrollar ciertas actividades? 

Esto suele suceder porque tenemos dificultades en la motricidad fina, grafo de motricidad o problemas de pre escritura. Todo esto no viene solo de la mano si no que seguramente en conjunto habrá una falta de integración en la coordinación de los lados del cuerpo que repercutan en las actividades finas: escribir, seguir la línea escribiendo, recortar o imitar figuras, uso de masas para jugar.

 

Actividades para desarrollar la motricidad fina 

Desarrollar la fuerza muscular

Sostener el lápiz durante períodos prolongados requiere tener músculos fuertes de la mano, la muñeca y el brazo. Si alguna vez has tenido que realizar largos exámenes escritos a mano, seguro has sentido tus músculos cansados y doloridos. Por eso, es importante que los estudiantes desde pequeños desarrollen su fuerza muscular, para que tengan la resistencia y el control necesarios para escribir en el futuro durante su jornada escolar.                                

Amasar plastilina es una forma divertida de desarrollar estos músculos. Los niños pueden usar su imaginación para representar las formas de las letras.

 

Dibujar patrones

Los patrones son un paso importante para desarrollar la motricidad fina, ya que fomentan la creatividad y la coordinación de los niños. Intenta darles a tus estudiantes la oportunidad de explorar diferentes medios para hacer patrones. 

Para que mejoren sus habilidades motoras finas, utiliza marcadores mágicos, crayones gruesos y tizas para hacer más grandes los dibujos. Cada línea recta, ondulada o círculo es un paso más en el camino para aprender a escribir. 

 

El agarre de pinza

A medida que los niños comienzan a escribir, es importante enseñarles a agarrar su herramienta de escritura. Esto es especialmente importante si esperas que tus estudiantes continúen usando un estilo de escritura cursiva. El agarre de pinza es cuando sujetamos algo con nuestro dedo índice y pulgar. 

Al arrancar y pegar pegatinas (stickers) o clasificar bloques de construcción, se utiliza este agarre. Esta actividad brinda la oportunidad de practicar colores, números, vocabulario y preposiciones de lugar. Al abrochar botones o cremalleras también se utiliza este agarre. 

Si bien puede parecer una acción natural para los adultos, para los niños este agarre requiere un control preciso de los pequeños músculos de las manos, las muñecas y los dedos. 

                                

Actividades de preescritura

Las actividades de preescritura ofrecen una práctica de la motricidad fina más controlada. La progresión habitual es comenzar con líneas rectas, zig-zags, líneas curvas y líneas diagonales. Luego se continúa con el trazado de círculos y formas en U.

Cuando se trata de escribir letras, puede ser útil que los niños comiencen dibujando la forma de la letra en el aire o en la arena. Luego, pueden trazar la forma de la letra con el dedo índice, antes de finalmente trazarla con el lápiz.

 

Desarrollo social

Abrochar botones, cremalleras y cordones, abrir grifos, cortar comida y abrir cajas son acciones que mejoran la motricidad fina de los niños. También promueven la autonomía y el desarrollo social al ayudar a los estudiantes a aprender habilidades esenciales para la vida cotidiana. 

Esto tiene una ventaja adicional para el docente. Cuanto menos tiempo tengas para ayudar a los estudiantes con estas tareas, más tiempo tendrás para trabajar en otras áreas de su desarrollo. No solo eso, también es motivador para los pequeños tener ese sentimiento de “¡puedo hacerlo todo por mí mismo!”