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Mensaje De Nuestro Rector, Gerardo Posada Cadavid

En la Florida -Estados Unidos- hace poco ocurrió un evento espeluznante, ampliamente difundido en las redes sociales. Un niño de seis años sale de su casa a darse un chapuzón en un lago cercano. Su mamá, por la ventana de la cocina, cuidaba esta actividad del niño. En un momento ve cómo un cocodrilo se acerca sigilosamente al jovencito. Ella pega un fuerte grito para que el niño salga rápido de allí, seguido de pedidos de auxilio a vecinos. Todo ocurre en un instante. El crío nada veloz a escapar del peligro, pero el cocodrilo le logra tomar de los pies. La mamá ya ha llegado a la orilla y se inicia un forcejeo bestia-madre por el cuerpo del niño. Un vecino, alertado por los gritos de auxilio, con un tiro de escopeta certero, mata al reptil… Logran sacarle las extremidades inferiores del niño de sus fauces, todavía pegadas, pero en estado muy grave. ¡Qué escena tan dramática! En una clínica cercana le operan, le salvan de la amputación y el niño puede volver a caminar.

Con el tiempo, un periodista quiere hacer su crónica del insuceso y le pide al niño poder fotografiar las cicatrices del cocodrilo en sus piernas. El niño le responde: “Y… ¿Por qué mejor no le toma una foto a las cicatrices dejadas por las uñas de mi mamá en mis brazos?”.

Hasta acá esta historia dramática real, ocurrida hace poco. Me pego de ella porque es muy similar a la experiencia de cada uno de ustedes, queridos graduandos y padres de familia, porque de alguna manera, en alguna ocasión, se han sentido arañados por el colegio de diferentes maneras y por diferentes maestros. Créanlo, siempre ha sido por el cariño tan enorme que les tenemos, estando siempre al tanto de que esa fiera terrible – peor que el cocodrilo -, LA MEDIOCRIDAD, no los arrastrara al abismo de un sinsentido de vida, de un proyecto de vida pobre, de metas cortas, faltos de ilusión, de compromiso. A veces te han dolido, pero hoy te das cuenta lo importante que han sido esas “uñas del colegio”. Tus maestros, todos los integrantes del colegio, han ayudado a:

  1. ESTRUCTURAR TU PERSONALIDAD. Es decir, formar el carácter. Sabemos muy bien que uno no nace entero, uno se va enterando. El carácter da forma a toda la vida, pero esta etapa que terminas hoy, ha sido definitiva. Tienes unos hábitos operativos maravillosos. CHARACTER COUNTS a través de sus valores -Confiabilidad, Respeto, Responsabilidad, Justicia, Bondad, Civismo, Emprendimiento-, nos ha hecho un bien espectacular en la formación de todos, en la formación del carácter.
  2. UNA FORMACIÓN ÉTICA PROFUNDA. Entre familia y colegio, se ha grabado en piedra en cada uno, que hay principios fundamentales no negociables con nadie. Los defendemos donde estamos, a capa y espada. Dineros mal habidos, documentos falsos, coimas, corrupción, negocios sucios, trampas, jugar con la dignidad humana, etc. Nunca irán con un egresado de nuestro colegio.
  3. APRECIO A LOS VALORES MORALES. El ser humano tiene una forma de comportarse que es propia de su ser personal trascendente. Defendemos la vida desde su concepción hasta la ancianidad, la inclusión, el respeto del genoma humano, rechazo de la ideología de género, el trato inhumano a la mujer y/o hombre en la prostitución y pornografía, remuneraciones injustas a las personas, concebir empresas que persiguen objetivos nobles y no explotadores de los instintos y pasiones bajas, entre otras. Respetar la moral es acrecentar día a día el valor del ser humano, a veces tan denigrado y rebajado.
  4. VIVIR LOS VALORES ESPIRITUALES. El ser humano se queda a mitad de camino, se destruye, cuando renuncia a la trascendencia. Es como romper la herencia eterna maravillosa que tenemos. Es contentarse con muy poquito. Es como grabar en la arena y no en la roca sólida. En síntesis, es renunciar voluntariamente a LA FELICIDAD, con mayúscula.
  5. COMPROMISO SOCIAL. Somos seres sociables. El compartir nos engrandece, nos alegra el espíritu, nos ennoblece. Los bienes materiales -como decía San Juan Pablo II- tienen de por sí una Hipoteca Social. Es decir, deben estar al servicio de los demás. Pero no es solo lo material lo que debemos compartir, también nuestro tiempo. Dar tiempo a los demás es lo más difícil. Napoleón solía decir: “Pídanme lo que quieran… Caballos, cañones, sables, pero no me pidan tiempo. No tengo”. Cómo alegra una conversación, una visita, una salida, saber perder el tiempo, con el alegre, el triste, el solitario, con el fiestero, con el necesitado y con el que aparentemente no lo necesita. En síntesis, qué difícil es ser buen amigo de los amigos y también con los que no lo son.
  6. CIUDADANO DEL MUNDO. Nuestro colegio deja este mensaje claro de la globalidad. El mundo nos pertenece y estamos preparados para este objetivo. Los idiomas recibidos, el contacto con maestros globales, el currículo, tener Canadá muy cerca a través de BC, los intercambios, las diferentes áreas de estudio, nos posibilitan estudiar, adaptarnos a muchas culturas del mundo. Y para ello nos apoyamos en la maravilla de ser unos buenos colombianos.

Mensajes como el recibido de un papá con su hija egresada, estudiando en una universidad muy prestigiosa de Estados Unidos: “Buenas tardes don Gerardo, primer lanzamiento de Manuela en la plataforma de lanzamientos de Tampa. Se está certificando en despegue y recuperación de cohetes. También está en curso de certificación en buceo, requisito para entrar en la NASA. También en túneles de viento y paracaidismo. Esto le conduce a una meta: llegar a ser integrante del equipo de investigación de NASA y poder aplicar a misiones espaciales”. Así como este ejemplo, tenemos más estudiantes en Canadá, Francia, Alemania, Bélgica, España, entre otros.

  1. MENTALIDAD EMPRENDEDORA. Un mensaje reciente de otro papá se refiere precisamente a este punto: “Don Gerardo, buenos días. Quiero darte gracias por el trabajo en el colegio. He pensado mucho recientemente y, por estos hechos y días tan difíciles que pasamos, la importancia de la educación dirigida a la libertad de conciencia, el derecho a la libre empresa, el emprendimiento como forma de desarrollo de la sociedad, el cumplimiento de las normas, la capacidad de investigación, pero, sobre todo, el alto respeto por la autoridad. Todos estos fundamentos que se han plantado en la savia del colegio y de los que se vigila fervorosamente su cumplimiento. Estas bases, junto con nuestros principios como padres, son lo que les han permitido a mis hijos tener una visión seria, profunda y a conciencia de lo que ocurre, que no les ha permitido caer en mentiras altamente difundidas que podrían llevar, incluso, a momentos de anarquía y desobediencia civil -como sí a muchos jóvenes del país- y conocer más a fondo de su punto de vista por los hechos actuales, confirmando una vez más la decisión de ser parte del colegio hace ya más de 15 años”.

En síntesis, el Colegio Canadiense es como esta madre de la Florida que, junto con cada familia, ha sacado a sus estudiantes -y lo seguirá haciendo- de las fauces de la bestia del “Existencialismo”: “La vida es una pasión inútil”, dice Albert Camus. No hay mentira y manipulación más grande que este planteamiento. Ha permeado y destruido a muchas personas.

Sabemos, por el contrario, que estamos en manos de Dios, que somos seres trascendentes, con un proyecto de vida y un sentido de vida que vale la pena vivir. Que la vida exige esfuerzo y dar lo mejor de sí. Que no hay meta fácil y, por eso, nos hace tan felices la consecución de cada una. Que estamos al servicio de los demás, con un respeto profundo por cada ser humano. Que lo nuestro es comenzar y recomenzar cada día en una lucha permanente. Que llegaremos al final de los días llenos de obras buenas y con la misión cumplida. Esto es todo lo que te ha brindado el Colegio Canadiense.

Bienvenidos, queridos padres de familia, por ser corresponsales con este esfuerzo. Gracias, maestros, por la entrega incondicional. Gracias a todo el personal por el apoyo incondicional.

Muchísimas gracias.